La Violeta de Cazorla
La Violeta de Cazorla, catalogada científicamente como La Viola Cazorlensis. Es una flor sencilla, humilde, pequeña, muy pequeña, tanto es así que no supera el tamaño de la uña del dedo pulgar, pero de una belleza y un colorido indescriptible, si no se la conoce al natural o en fotografías.
Pese a su sencillez, tiene algo muy especial de la que ella se siente orgullosa, y cuando florece, lo hace altiva, elegante y única. Esto es precisamente su gran valor natural y científico: Es una flor endémica que sólo existe, a nivel mundial, en la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, en la provincia de Jaén. Estas sierras forman el parque natural más grande de España, con una extensión que supera las 214.000 Hectareas.
Fue descubierta en el año 1902 por el botánico francés Michel Gandoger, en las estribaciones del monte Gilillo, concretamente en el paraje conocido como La Fuente del Tejo, a unos 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
Esta bella flor de un color rojo encarnado con matices violáceos crece en unas matas pequeñas almohadilladas, a partir de los 1.200 metros, en roquedales, fisuras calizas y en general en lugares de no muy fácil acceso, lo que la hace estar protegida del acoso de los animales salvajes que tanto abundan por aquellas sierras, ciervos, gamos, muflones, cabra hispánica etc. y a los que les gusta con delirio.